El tratamiento de superficies metálicas es un proceso que mejora las propiedades físicas, químicas o estéticas de los metales. Se utiliza para aumentar la resistencia a la corrosión, el desgaste, mejorar la adherencia de pinturas o recubrimientos, y prolongar la vida útil de las piezas metálicas.
Existen varios tipos, entre ellos: fosfatado, anodizado, galvanizado, cromado, granallado, y pintura electrostática. Cada tratamiento se aplica según el tipo de metal y el uso final del producto.
El galvanizado y el anodizado son dos de los tratamientos más efectivos para prevenir la corrosión. La elección depende del tipo de metal y las condiciones ambientales a las que estará expuesto.
Sí. Antes del tratamiento, es posible realizar un proceso de limpieza o decapado químico para eliminar la oxidación. Luego se aplica el tratamiento de superficie adecuado para proteger el metal.
Mejora la durabilidad de los componentes, reduce el mantenimiento, aumenta la resistencia al desgaste y mejora la estética del producto final, lo que se traduce en eficiencia y ahorro a largo plazo.
Sí, adaptamos los tratamientos según el tipo de metal (acero, aluminio, cobre, etc.) y los requerimientos específicos de cada cliente o proyecto.